San Valeriano

La promotora Hikom Santa Bárbara S.L. confió en Arkittec para realizar la reforma de una vivienda exterior en el madrileño y céntrico barrio de Tetúan.
En la primera visita el equipo de arquitectos comprobó que existían varios retos a superar en la reforma: el vestíbulo tenía un tamaño de una escala mayor al resto de los espacios, la vivienda tenía longitudinalmente un muro de carga, como espina dorsal, que separaba los espacios hacia el patio de aquellos con fachada a la calle y además, el acceso desde los espacios comunes se realizaba desde un extremo.
Se pretende mantener las premisas de diseño que son señas de identidad del estudio tales como la funcionalidad que se consigue con espacios polivalentes, eficiencia energética tanto de las instalaciones como de la ubicación idónea según los diferentes usos, crear espacios interrelacionados y diseño adaptado a las necesidades de la sociedad del siglo XXI.
Ahora la vivienda tiene los espacios de servicio en torno al patio interior pero con algunas incisiones en la columna vertebral que prolonga los espacios exteriores hacia el interior de la vivienda.
El espacio vestibular se entiende como zona de acceso pero también puede funcionar como zona de trabajo o de lectura. Se busca la conexión con el exterior desde la puerta de acceso en diagonal para ello se crea un hueco que busca las ventanas de la fachada exterior y además relaciona el salón con la cocina-comedor, este eje diagonal se manifiesta en el despiece del pavimento. El baño se disgrega colocando cada elemento de forma autónoma para dar más versatilidad. El otro baño forma parte de un volumen cerrado, como una caja, pero que como no toca el techo permite crear un confortable espacio, con iluminación indirecta, en la zona de cocina-comedor. Existe otro espacio entre el dormitorio principal y el salón que se entiende como el más polivalente con diferentes posibilidades según el habitante de la vivienda puede ser un segundo dormitorio, un vestidor, un espacio de estudio o incluso se podría ampliar el salón.
La nueva distribución favorece la conexión entre los distintos espacios, prolonga la luz natural hacia el interior y crea espacios versátiles pensados como punto de conexión social.

Rubio y Gali

Se trata de una pequeña vivienda concebida dentro de los parámetros de la arquitectura moderna con grandes ventanas corridas y pilares que permitan cambios de la distribución de forma más libre. Los arquitectos deciden dejar la estructura de grandes pilares de hormigón vistos y la viga que los une y redistribuir la vivienda en una estructura más adecuada a la forma de vida del siglo XXI: creando un espacio diáfano de relaciones sociales el salón-comedor-cocina. La ubicación de los pilares y la existencia de una sola fachada obligaba a dividir la vivienda en el espacio central social buscado y que serviría de distribuidor para acceder a los espacios más privados destinados a dormitorios. El gran ventanal se organiza con una carpintería de tres carriles que permite recoger las ventanas en un tercio de la luz consiguiendo una gran comunicación interior-exterior y con ello la vivienda se convierte en una gran terraza durante los meses de verano. La celosía de aluminio instalada permitirá conseguir privacidad cuando los ventanales estén totalmente abiertos a la vez que permite la ventilación natural. Esta celosía permite captar la luz solar para calentar en invierno y en verano un control solar personalizado que evitará el calentamiento excesivo, ahorrando en ambos casos el consumo de energía. Se ha instalado como energía para calefacción y climatización el sistema de aerotermia. Con la distribución realizada, las instalaciones ejecutadas y el diseño de una fachada que permita el control solar, el inmueble se ha convertido en una vivienda muy eficiente energéticamente.

Goiri

Recibimos el encargo de reformar una pequeña vivienda en el centro de Madrid, es un inmueble con muchos huecos pero todos ellos hacia dos patios interiores. En el proceso de demolición se descubrió en el techo de la vivienda una losa de hormigón que se decide dejar vista dado su valor constructivo. Además la vivienda se divide en dos partes por la existencia de una muro de carga lo que dificulta la nueva distribución. Se decide crear un gran espacio diáfano central que servirá de distribuidor para acceder a los dos dormitorios. Se crea una distribución que responda a las necesidades del siglo XXI, dormitorio principal tipo suite con baño y vestidor, aseo, dormitorio con ducha y lavabo y un gran espacio de relación destinado a salón-cocina-comedor. La encimera que se pliega crea una zona de servicio que responde funcionalmente según su ubicación. Las zonas de servicio se conciben como volúmenes que tocan el techo para con ello crear continuidad visual en el espacio. Se usan estos volúmenes para iluminar los espacios de forma indirecta ya que no existen falsos techos. Se elige un solado de gres que dialoga con el techo de hormigón a modo de simetría. Las paredes desnudas de revestimiento aportan un interiorismo que busca dejar los materiales en su estado primigénio, sin acabados que oculten su textura y color.

Doctor Santero

El proyecto parte de una vivienda dividida en muchas estancias pequeñas, algunas de ellas incluso sin iluminación ni ventilación natural.
Para adaptar la vivienda a las necesidades actuales, se elimina toda la tabiquería existente así como el revestimiento vinílico existente como solado.
Con estas última operación se descubre una baldosa hidráulica original de la vivienda, es decir, de 1915, que decidimos recuperar. Cada estancia original presentaba su dibujo propio lo que nos presentaba una nueva vivienda con la huella de la anterior. La segunda operación importante pretende conseguir un espacio más diáfano y adaptar la estructura de muros de carga, apropiada para una distribución de principios del siglo XX, a las necesidades de principios del siglo XXI. La decisión fue cambiar la ubicación de la cocina, pasando de ser una habitación cerrada a estar integrada en el espacio principal de salón. El resto de la reforma busca jugar con el volumen de la vivienda, creando «cajas» que delimitan superficies, sin tocar el techo, ampliando con ello el espacio. Se aprovechan estos volúmenes para introducir la iluminación, que será indirecta.
La estética de los distintos dibujos de las baldosas hidráulicas se enfatiza recercándolas con madera maciza de roble que los remarca en un proceso de arqueología que manifiesta en una vivienda del siglo XXI la forma de vida de finales del S. XIX principios del S. XX, así como los materiales empleados en ese momento, además de las baldosas, también el ladrillo macizo que ahora queda visible. Se mejora la eficiencia energética con nuevas carpinterías y aislamientos, que mejoran el confort y reducen el consumo.

Nicasio Gallego

Para la reforma de esta vivienda existía un condicionante muy relevante, que era su ubicación, en planta semisótano, lo que complicaba la iluminación y ventilación natural. La reforma pretende crear un espacio diáfano con materiales naturales que creen un espacio acogedor e introvertido con el que la ubicación en semisótano pase a un segundo plano. Con la demolición se descubre que la estructura es a base de pilares empresillados y roblonados que se quedarán vistos al igual que la viga que los une. Para aumentar la visión espacial se introduce dentro del espacio un volumen destinado a baño y vestidor que delimita estancias con distintos usos y separa la zona más privada con dos dormitorios de la más pública destinada a salón-comedor-cocina. El nuevo volumen no llega al techo y se aprovecha para instalar la iluminación indirecta que enfatiza el espacio con una altura importante. La iluminación indirecta se lleva tambiuén al suelo que ilumina la pared de ladrillo visto. El resultado es una vivienda de dos dormitorios con materiales que crean un ambiente acogedor y una moderna distribución.